NI A FAVOR NI EN CONTRA




Para ver con claridad no debemos estar a favor ni en contra de nada.

Si queremos ser capaces de ver esa unidad que es el Universo, donde todo está relacionado y cada cosa tiene su lugar, debemos ir más allá de los prejuicios y las perspectivas parciales. Si tomamos partido, situándonos a favor de algo y en contra de otra cosa, seremos incapaces de comprender el lugar y la función de cada elemento dentro de ese Todo.

Si intentamos aferrarnos a una idea o concepto establecido, como si guardáramos en nuestro puño cerrado la única verdad, seremos incapaces de comprender todos los aspectos del mundo que nos rodea, acariciando y sintiendo con nuestras manos abiertas cada detalle de la infinita riqueza que el Universo pone a nuestro alcance.

Como el agua, el guerrero debe siempre fluir, sin estancarse en ningún rincón por hermoso y acogedor que le pueda parecer. El guerrero no toma partido, apoyando unas ideas en contra de otras, sigue su camino, fluyendo con el Universo y ayudando a que la vida se manifieste por donde pasa. Al mantener una mente abierta sin aferrarse a ideas o conceptos concretos, nada puede obstaculizar su fluidez.

Pero, que el guerrero no esté a favor ni en contra de nada, no significa que le sea todo indiferente o que nada le interese. Simplemente ve más allá de las apariencias y comprende que cada ser tiene su propia naturaleza, y su lugar en este mundo, aunque no siempre sea fácil de aceptar. La montaña es sólida e inamovible. El viento siempre está en movimiento, pues dejaría de existir si no lo hiciera. La montaña no está en contra del viento, ni el viento a favor del movimiento. Sencillamente, el viento es movimiento y la montaña está inmóvil. El viento es viento, y la montaña es montaña, y a la vez, todo es parte del Universo.








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