Una
pequeña diferencia crea un abismo entre el cielo y la tierra
El Universo es uno. Todo forma
parte de ese Uno, no hay nada separado del Todo. En el Todo no hay dos, solo
Uno. Pero con un simple pensamiento de separación, dividimos el Uno en
incontables partes, desmenuzando el Todo. Despedazamos la unidad universal en
diferentes miembros desconectados unos de otros por inmensos abismos: lo bueno
y lo malo, el hombre y la mujer, amigos y enemigos, yo y los demás. Cuando
somos incapaces de ver más allá de las aparentes diferencias de las diversas
manifestaciones del Todo, creamos un universo inconexo con infinitas entidades
desconectadas entre sí. Sólo vemos diferencias donde no hay más que unidad. Con
nuestra limitada visión buscamos incansablemente la verdad de la vida y no
encontramos más que separación en lugar de unidad. Si nos centramos en ver los
pequeños detalles que nos diferencian perdemos la visión de la totalidad,
destruyendo las conexiones que dan sentido a la vida, creando caos en nuestro
mundo angustiados por el sentimiento de separación.
Mantengamos como guerreros una
visión vasta y profunda del Universo que es Uno y Todo a la vez.
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