LA ESENCIA DEL GUERRERO


El guerrero está expuesto al cielo y la tierra, como si estuviera desnudo, se apoya en la confianza de que la tierra le soportará siempre, pase lo que pase, y se abre a las infinitas posibilidades del cielo abierto, sin saber lo que le deparará el futuro.

En lo profundo de su corazón, el guerrero encuentra su esencia primordial, que no depende de cómo sea la tierra que le sustenta o el cielo que le cubre. Esta esencia incondicional siempre está ahí, igual que el cielo y la tierra siempre están ahí a nuestra disposición. El guerrero no rechaza las nubes, el viento o la lluvia, porque sabe que son parte del cielo. El guerrero acepta el bosque, la ciudad, el desierto y los ríos, porque son diferentes manifestaciones de la tierra que le acoge y soporta.

El corazón del guerrero no está “a favor” o “en contra” de nada ni de nadie, igual que las leyes universales, que no apoyan ningún punto de vista, ni tampoco amenazan a nadie, simplemente son parte de la vida, conformando el mundo en el que vivimos. El día y la noche, las estaciones del año, son manifestaciones del orden natural, de las leyes universales que nos permiten vivir.

Aunque damos por hecho que el mundo es como es, y que tras la noche volverá el día, deberíamos parar un momento y apreciar todo lo que tenemos. Apreciar la tierra que pisamos, las rocas, la arena, el agua y el viento. Apreciar el sol, las nubes y la lluvia. Todo eso es necesario para que podamos vivir y, por lo tanto, es bueno, más allá del bien y del mal, sin importar lo agradable o desagradable que nos pueda parecer.

De igual forma, la naturaleza del guerrero es esencialmente buena. El ser humano se apasiona por lo que le atrae, responde con agresión ante los ataques, y se muestra indiferente ante lo que no le interesa. Son sus tendencias naturales como seres humanos, y no hay que verlas como defectos sino como oportunidades para trabajar con ellas. El guerrero trabaja con su situación personal, tal y como es, para seguir avanzando por su camino.

La esencia fundamental del guerrero es buena porque tiene todo lo que necesita en sí mismo para vivir sin luchar contra su mundo. Esa esencia humana es algo con lo que todos nacemos, no tenemos que ganarla ni luchar por ella. Deberíamos darnos cuenta que el simple hecho de estar vivos es algo maravilloso, como lo es poder disfrutar de los colores de nuestro mundo y ser capaces de sentir calor y frío.

Así que, lo primero que deberíamos hacer para descubrir esa esencia del guerrero es apreciar todo lo que tenemos. Después, tenemos que observar con atención quién somos, dónde estamos, cómo somos, para ir viendo cada vez un poco más allá de las apariencias y llegar a esa esencia oculta en nuestro interior.

La esencia del guerrero está en ese corazón despierto que está dispuesto a abrirse a la experiencia y sentir lo que sea que estemos sintiendo en cada momento. Tal vez nos parezca un gran desafío abrirse de tal manera, pero es necesario que lo hagamos. Tenemos que preguntarnos cuántas veces hemos intentado realmente conectar con nuestro corazón, sin defensas, sin mirar hacia otro lado. ¿Alguna vez hemos tenido miedo de encontrar algo terrible en nuestro interior y hemos preferido distraernos con cualquier otra actividad para no tener que enfrentarnos a lo que sentíamos? Tal vez sea el momento de preguntarnos: ¿Hasta qué punto he estado conectado con mi corazón durante toda mi vida?

El guerrero se sienta a meditar para descubrir su esencia fundamental, para despertar su corazón. En ese momento es como si estuviera desnudo entre el cielo y la tierra, en calma y abierto, mostrando su corazón al mundo entero. Al parar y sentarse, prestando atención al aire que sale en su respiración disolviéndose en el espacio, entra en contacto con su corazón. Cuando somos capaces de dejarnos en paz por un momento, para simplemente ser tal como somos, empezamos a hacernos amigos de nosotros mismos.

Pero, al despertar así su corazón, el guerrero descubre con sorpresa un gran vacío, como si estuviera mirando el universo entero, porque no hay algo sólido en su interior a lo que agarrarse. Ese corazón despierto es algo tierno y sensible, como una sensación dolorida y una inmensa tristeza, no por sentirse solo o abandonado, sino por el mero hecho de haber dejado el corazón completamente desnudo ante el mundo. Cuando abre su corazón el guerrero es capaz de sentir con toda su intensidad cada vivencia, cada detalle del mundo que le rodea le impacta directamente en ese punto sensible.

Es precisamente la plenitud del corazón del guerrero lo que genera la tristeza que siente en ese gran vacío interior. Le gustaría entregar su corazón al mundo entero, compartir con otros esa sensación plena y tierna. Es precisamente esa ternura y vulnerabilidad lo que le da la valentía al guerrero. La auténtica valentía proviene de la ternura, de estar dispuestos a desnudar nuestro corazón para que el mundo lo toque. Somos valientes cuando somos capaces de abrirnos al mundo sin escondernos ni luchar contra él, cuando nos atrevemos a compartir nuestro corazón con los demás.





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