4 FORMAS DE MANTENER LA CALMA



La práctica de “mantener la calma” es una de las formas más importantes para trabajar con gente y circunstancias difíciles. Mantener la calma quiere decir mantener tu estabilidad, ecuanimidad, y el sentido de ti mismo frente a una provocación, sin caer en la reacción incontrolada o en el enfado.

Si intentas practicar esto, verás rápidamente que no es fácil. Normalmente, alguien te provoca y, antes de darte cuenta, ya se la has devuelto, directa o indirectamente.

Por eso, cuando tenemos una intención sincera pero las cosas se ponen difíciles, a la mayoría de nosotros nos puede venir bien un poco de ayuda. A continuación encontrarás cuatro formas de mantener la calma, enseñadas por grandes maestros guerreros desde hace siglos, que nos ayudarán a desarrollar la paciencia y mantenernos abiertos ante lo que suceda, en lugar de reaccionar de una manera automática.

1. No le pongas un blanco a la flecha

Si no has puesto el blanco, la flecha no lo puede alcanzar. Es decir, que cada vez que contraatacas con palabras y acciones que hacen daño, estás fortaleciendo el hábito del enfado, y entonces, sin duda, te encontrarás con muchas flechas en tu camino.

Pero tú puedes elegir quedarte sentado y en calma cada vez que te encuentras con la inquietud y el calor del enfado, sin reaccionar ni reprimirlo, y de esta forma adiestrarte y fortalecerte como un guerrero valiente pero amable. Cada vez que reaccionas por el enfado o lo suprimes, te estás debilitando, te conviertes cada vez más en un blanco andante.

Así que la primera forma es recordar que tú mismo pones el blanco, y sólo tú puedes quitarlo. Tienes que comprender que si mantienes la calma, aunque sea un segundo más que de costumbre, estás empezando a disolver un patrón habitual de reacción que, si dejas que se mantenga, seguirá siempre hiriéndote a ti y a los demás.

2. Conecta con tu corazón

En los momentos de enfado puedes conectar con la amabilidad y la compasión que hay en ti. Cuando alguien te hace daño, puedes comprender que está sembrando las semillas de su propia miseria, de su confusión, de su insatisfacción. La vida de alguien que siempre está enfadado es dolorosa y generalmente muy solitaria.

Esta es la segunda forma: recuerda que no necesitas provocar más aún a quien te hace daño. Permanece sentado y tranquilo con la inquietud y el dolor del enfado, sin reaccionar por su causa y sin reprimirlo, permitiendo que te adiestre y fortalezca haciéndote un guerrero más amable.

3. Considera los obstáculos como maestros

Si no tienes un maestro cerca para guiarte personalmente, no te preocupes, la vida misma te ofrecerá oportunidades para que aprendas cómo mantener la calma. Te encontrarás, por ejemplo, con esa persona problemática que te molesta continuamente. Sin personas así no tendrías la oportunidad de practicar la paciencia. Nunca tendrías la oportunidad de conocer tan íntimamente la energía del enfado para poder liberarte de su poder.

En el preciso momento que estés a punto de explotar, recuerda esto: eres un aprendiz de guerrero al que están enseñando cómo permanecer tranquilamente sentado con la ansiedad y la incomodidad de la energía que bulle en su interior. Eres un aprendiz de guerrero al que su maestro está desafiando a mantener la calma y abrirse a la situación con todo el valor y la amabilidad que le sea posible.

4. Considera como un sueño todo lo que ocurre

Puede ser útil contemplar que esa persona difícil, la dificultad misma, y el que siente esa dificultad, todo ello está sucediendo como en un sueño. Puedes reflexionar sobre la falta de sustancialidad de tu situación actual, en lugar de darle tanta importancia a todo. Esta lucha tan importante, este yo problemático o santurrón tan importante, y esta persona tan importante que está en tu contra, puedes tomarte todo eso menos en serio.

Cuando te despiertas por la mañana sabes que los enemigos de tus sueños son una ilusión. De la misma forma, en lugar de reaccionar llevado por el primer impulso, puedes calmarte y preguntarte “¿Quién es este gigantesco yo que se siente tan ofendido? ¿Y quién es esa otra persona que puede hacerme saltar de estar manera?” Contempla que estas cosas exteriores, así como esas emociones, y también esa gran sensación de yo, son transitorias y sin sustancia, como un recuerdo, como una película, como un sueño.

Recordar estas instrucciones puede ayudarte a soltar, abrir tu mente, y mantener la calma ante personas o situaciones difíciles.





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