SUPERANDO OBSTÁCULOS


El guerrero siempre encontrará obstáculos en su camino, sin importar lo experimentado que sea. Los obstáculos que encontramos nos hacen parar, detienen nuestro progreso y, de hecho, cuanto más comprometidos estemos con nuestra práctica, más grandes serán los obstáculos que encontremos. Pero si comprendemos que estos obstáculos son parte del camino del guerrero, en lugar de una molestia o desgracia, podemos aprender mucho de ellos. Podemos tomar los obstáculos que encontramos en el camino como mensajes. Nos hacen parar y despertar, para observar con atención lo que está sucediendo en nuestra vida. Y si nos atrevemos a enfrentarnos con un mayor desafío, incluso podemos incluir los obstáculos en nuestro camino de guerrero.

Encontraremos diferentes tipos de obstáculos en el camino: exteriores, interiores y profundos. Los obstáculos exteriores llegarán a nosotros desde el mundo que nos rodea para distraernos de nuestra práctica y hacer que nos detengamos o incluso abandonemos el camino. Si estamos demasiado ocupados para practicar, estas ocupaciones se convierten en obstáculos. Si vivimos excesivamente preocupados por nuestra familia, es muy posible que esta preocupación nos impida seguir nuestro camino. Cualquier entretenimiento puede convertirse en un obstáculo, si nos absorbe tanto que domina nuestra vida y dejamos de practicar como guerreros. Y, aunque menos evidente, nuestra propia mente puede convertirse en el mayor obstáculo si está siempre inquieta en busca de entretenimiento.

Nos encontramos con los obstáculos interiores en nuestra propia práctica, recorriendo el camino, y el más habitual es tener una idea fija y rígida de cómo es, o debe ser, el camino. Sin apenas darnos cuenta, cuando nos aferramos a una idea preconcebida de cómo es el camino sin dejar espacio en nuestra mente para descubrir lo inesperado, acabamos desviándonos del camino del guerrero, aunque aparentemente estemos en él. 

Otro de estos obstáculos interiores bastante común es mantener un continuo discurso interno con nosotros mismos, haciendo imposible que nuestra mente descanse y se centre en el objeto de su práctica. Una mente inquieta, que está en continuo movimiento, hace que la energía del guerrero se disipe. Las fuertes emociones son otro grupo de obstáculos interiores, que pueden afectar negativamente al progreso del guerrero si se deja poseer por la rabia, el deseo, los celos, la ambición o la venganza.

Los obstáculos profundos afectan directamente la inspiración o visión del guerrero. Le hacen dudar de su camino y debilitan su confianza en las enseñanzas guerreras. Una mente impregnada de duda, evidentemente, dificultará mucho la práctica del guerrero, haciendo que, a pesar de sus esfuerzos en practicar, no progrese en el camino. Si vamos dejando en un segundo plano nuestra práctica, detrás de las actividades diarias, cada vez será menor nuestro desarrollo interno. Desaparecerá nuestro camino de guerrero para vivir de una manera mundana, sin un objetivo más elevado de conocimiento y desarrollo personal. Perderemos nuestra energía interior, nuestro sentido del humor y nuestra alegría. Mantener la confianza en la visión que nos inspira y superar los obstáculos que ensombrecen una visión clara de hacia dónde nos encaminamos, es la forma en que el guerrero trabaja consigo mismo, considerando sagrado el camino que recorre.

Los obstáculos surgen en el camino principalmente como consecuencias de las acciones pasadas y de las condiciones actuales. Sobre todo por las condiciones que nosotros mismos creamos por medio de nuestro cuerpo, nuestra forma de hablar, y nuestra mente, impulsados por las tendencias habituales que hemos desarrollado por nuestras acciones pasadas. Lo peor que podemos hacer con nuestro cuerpo es matar o dañar a otros seres vivos. También nos influye negativamente utilizar palabras ofensivas o con intención de dañar a otros. Y con nuestra mente podemos crear obstáculos si, por ejemplo, somos excesivamente codiciosos o despreciamos a los demás. De estas acciones impropias de un auténtico guerrero, surgen obstáculos sin fin. El Universo es energía, y con nuestra forma de pensar generamos una energía, que comunicamos a otros por nuestra forma de hablar y de actuar, atrayendo hacia nosotros obstáculos relacionados con esa misma frecuencia energética.

Podemos preguntarnos qué hacer para no generar más obstáculos en nuestro camino. Y, sorprendentemente, la solución es bastante sencilla, ya que la mayoría de estos obstáculos surgen de nuestra falta de atención.

Pero, para el guerrero, prestar atención no se limita a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle, sino que se extiende mucho más allá, para observar con calma nuestra vida y apreciarla en toda su riqueza y profundidad. El peor enemigo de la atención es la prisa, pues hace que nos olvidemos de contemplar lo que está sucediendo en nuestro mundo. Si nuestra arrogancia nos hace dar por hecho que nuestro cuerpo, habla y mente son, por supuesto, correctos, surgirá seguramente algún obstáculo en nuestro camino y, al encontrarnos con él nos preguntaremos por qué nos ha sucedido eso. Sin importar en qué punto del camino estemos cada uno, debemos prestar atención a nuestra vida, observarla con detalle y apreciar lo que tenemos.

La práctica del guerrero es lo que le ayuda a superar los obstáculos interiores. Cuando el guerrero permanece en calma apaciblemente, utiliza el momento presente como apoyo para relacionarse con su propia mente y despejar el incesante discurso interior. Manteniendo su atención en la respiración aprende a estar atento y consciente. 

Si los obstáculos que encontramos son las emociones fuertes, tenemos dos formas de superarlas: soltarlas y desmantelarlas. Si como guerreros hemos desarrollado lo suficiente nuestra práctica como para poder simplemente respirar y soltar la emoción con el aire que exhalamos, esa sería la primera opción para superarla. La otra forma sería contemplar la emoción para desmantelarla, investigando el sentimiento, preguntándonos: “¿Por qué me siento así? ¿Qué ha hecho que me sienta de esta forma?” Si contemplamos la razón que nos hizo sentir la emoción negativa, y la manera en que a partir de ella generamos dolor, ansiedad y sufrimiento, podremos empezar a distanciarnos de la emoción, en lugar de identificarnos con ella, para que no se interponga en nuestro camino. De esta manera desarrollamos la atención y la conciencia.

Uno de los obstáculos más importantes es la pereza, ya que puede impedir que lleguemos a comenzar nuestra práctica. Tanto el desánimo como una excesiva actividad pueden ser diferentes formas de pereza, que impidan relacionarnos correctamente con la práctica incluso si llegamos a ponernos con ella. El obstáculo de la pereza puede aparecer en cualquier punto del camino, sin importar lo lejos que hayamos llegado, y siempre está relacionado con la visión del guerrero. La forma de superar este obstáculo es la inspiración, necesitamos un comienzo fresco, una motivación renovada, que puede surgir, por ejemplo, al contemplar las vidas y hazañas de los guerreros y guerreras que nos han precedido y nos sirven de ejemplo.

Para comenzar de nuevo con una energía renovada y fresca, no sólo debemos mirar adelante, tenemos que echar la vista atrás. Debemos preguntarnos qué nos inspiró a practicar en un principio y qué significa para nosotros ser un practicante, ser un guerrero. También podemos recuperar nuestra inspiración volviendo a conectar con nuestro corazón de guerrero, con ese punto sensible y tierno en lo más profundo de nuestro ser, donde reside el amor y la bondad desinteresada, la conciencia despierta del guerrero. Al conectarnos con nuestra amabilidad y compasión, desarrollamos el sentido de confianza en nuestra práctica de meditación. Al hacer esto, vemos con claridad nuestro objetivo y el compromiso personal en recorrer el camino que nos lleva hasta él, superando así la pereza. Llegados a este punto, podemos superar el obstáculo de la pereza a un nivel aún más profundo, dejando reposar nuestra mente en su propia naturaleza esencial, clara y luminosa.

Si trabajamos con los obstáculos que se nos presentan en el camino a nivel exterior, interior y profundo, podemos aprender de ellos. Aplicando los remedios adecuados para superar cada obstáculo, podemos utilizarlos para profundizar en nuestra práctica y seguir progresando hacia nuestro objetivo de despertar completamente nuestro corazón de guerrero y nuestra conciencia.

Si prestamos atención, somos conscientes, y confiamos en la visión que nos inspira, nuestra práctica tendrá un propósito y nuestra confianza en el camino se fortalecerá. Desarrollando estas cualidades encontraremos felicidad y satisfacción con aquello que estemos haciendo, permitiéndonos incluirlo todo en nuestra práctica, incluso la familia y el trabajo. Si podemos mantener nuestra mente centrada en la práctica, podremos extenderla a todos los aspectos de nuestra vida haciendo que, incluso los más mundanos, ya no sean ningún obstáculo, sino una oportunidad de aprender y desarrollarnos aún más como guerreros.

Grandes maestros guerreros han declarado que los obstáculos eran su camino. Eso es parte de las enseñanzas de la loca sabiduría, disfrutar con cada desafío y cada obstáculo que nos encontramos en nuestro camino. Pero la mayoría de nosotros deberíamos primero trabajar para desarrollar más nuestra calma mental antes de estar deseando encontrarnos con más obstáculos. Es imprescindible ser capaces de apreciar cada una de nuestras experiencias y emociones antes de poder superarlas de esta forma.

Las claves para superar los obstáculos y aprender de ellos son practicar de forma regular, desarrollar nuestra calma mental, abrir el corazón para apreciar con ternura todo lo que nos rodea, y mantener una inspiración fresca. De esta manera, vamos también desarrollando la ecuanimidad, no discriminando nada ni a nadie y apreciando por igual toda forma de vida.






¿Cómo podemos saber si estamos verdaderamente progresando en el camino? Observando si las acciones de nuestro cuerpo, nuestra forma de hablar y de pensar son más amables que antes. Viendo si somos capaces de enfrentarnos a las dificultades sin quejarnos. Dándonos cuenta si empezamos a ser capaces de aceptar los obstáculos como oportunidades para desarrollar las virtudes del guerrero despierto: la paciencia, la generosidad, la disciplina, la meditación, el esfuerzo, y la sabiduría que lo conecta todo, el conocimiento capaz de ver las cosas tal como son. 



Si practicamos y cambiamos nuestra actitud hacia los obstáculos, sea lo que sea que encontremos en el camino, bueno o malo, tendrá cada vez menos poder de obstaculizar nuestro progreso.




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