Siéntate unos minutos en una posición cómoda y deja que tu cuerpo
descanse. Deja que tu cuerpo respire de forma natural y sin esfuerzo, no
importa si la respiración es profunda o superficial, lenta o agitada, deja
simplemente que tu cuerpo respire como necesite en este momento, sin modificar
la respiración.
Presta atención al
momento presente, estás sentado y en silencio, siente tu cuerpo y cualquier
sensación que tengas en él. Especialmente presta atención a cualquier molestia
física, tensiones o dolores con los que hayas estado luchando últimamente. Pero
no intentes cambiarlos, simplemente sé consciente de ello, préstales atención,
interésate por lo que sientes. Cuando encuentres cualquier punto en el que haya
lucha, deja que tu cuerpo se relaje, deja de luchar, abre tu corazón a la
sensación o molestia y acepta lo que hay en este momento. Abandona la batalla. Siente como tu cuerpo respira en silencio y
deja de luchar con él.
Sigue sentado en silencio y presta atención a todas las batallas que aún
tienes en tu vida. Presta atención a
cómo te sientes cuando piensas en esas batallas ¿qué hay en tu interior? Si
luchas con alguna parte de tu cuerpo sé consciente de ello. Si en tu interior
hay una guerra con tus sentimientos, con tu soledad, miedo, confusión, pena o
ira… siente esa lucha, presta atención a cómo te hace sentir esa lucha.
Presta atención a las luchas en tus pensamientos. Date cuenta de esas guerras interiores.
Sé consciente de los ejércitos internos, de los dictadores internos, y de tus
fortalezas internas. Sé consciente de todas las luchas que has sufrido en tu
interior, y del tiempo que llevas luchando con ellas.
Abre tu corazón y simplemente siente
esas luchas, sin desánimo ni culpabilidad, toca esa sensación presente con
suavidad. Sé consciente de cada una de esas luchas, en este momento, préstales
atención. Cada vez que encuentres una zona de lucha abre tu corazón, relaja tu
cuerpo, observa tu mente. Acepta lo que estás experimentando sin luchar.
Permite que esté presente tal y como es. Deja de luchar. Respira
tranquilamente, descansa, relájate. Abre
tu corazón y deja que se encuentren en él todas estas luchas para disolverse en
la paz. No seas duro contigo mismo. No te castigues, no te escondas. Saborea
este momento sin lucha y deja descansar todo tu ser en este espacio de calma.
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