TRAER EL CIELO A LA TIERRA


-Para vivir plenamente, debemos traer el cielo a la tierra, a la vida diaria-


El ser humano es muy sabio, tiene una mente profunda y llena de sabiduría, aunque muchas veces no la veamos o no la manifestemos.

Esta sabiduría innata está en nuestro ser más profundo, claro y luminoso, y todos disponemos de ese tesoro escondido, esa inmensa capacidad de apertura y de luminosidad.

Para vivir plenamente como guerreros, debemos traer el cielo, ese inmenso espacio lleno de claridad, a nuestra vida diaria.

El cielo es la sabiduría, un espacio lleno de claridad y posibilidades. La tierra es lo práctico, la experiencia y el terreno sobre el que recorremos el camino.

Si iluminamos nuestro camino con sabiduría, lograremos alcanzar nuestros objetivos, desde los más prácticos y mundanos hasta los más profundos y espirituales.

El camino del guerrero está lleno de retos, cada día, a cada paso, las distracciones son numerosas y nos apartan del camino. Además, debemos tomar decisiones continuamente, teniendo que elegir por dónde seguir en cada cruce de caminos que encontramos.

En esta época en que vivimos, nuestro mundo necesita enseñanzas que calmen la agresión, hacia los demás y hacia nosotros mismos, para poder amar y cuidarnos unos de otros y proteger nuestro entorno.

El verdadero Camino del Guerrero nos enseña cómo generar paz y confianza a nuestro paso.

La tierra, que mantiene al guerrero en su camino a pesar de los cambios de la vida, es su sensatez innata, su sabiduría profunda que surge del corazón.

En su camino, el guerrero debe acoger entre sus brazos a los temores que surjan y
arroparlos con amor. Para ello, el guerrero se toma un tiempo para descansar, para calmar la mente y abrir su corazón, para explorar y sentir lo más profundo de su ser.

Al principio, el guerrero reflexiona sobre lo que siente en su interior. Después calma su mente dejándola descansar sobre un objeto, siguiendo su propia respiración. Y, cuando su mente está en calma, contempla las enseñanzas que le ofrece la vida: Todo es transitorio, todas las cosas cambian, nada permanece para siempre; el sufrimiento aparece en la vida de innumerables formas y se esconde incluso tras la aparente felicidad; nada ocurre por casualidad, todo tiene una causa y genera unas consecuencias; no somos tan sólidos como creemos, la idea de quién somos puede desintegrarse en un instante; todos los seres estamos interconectados y debemos considerarlos como parte de nosotros mismos…

Si profundizamos en nuestro ser y manifestamos la experiencia de nuestra meditación, descubriremos la profundidad de la vida.


Cuando el guerrero contacta con su ser más profundo, la bondad de su corazón inspira sus pensamientos y cada uno de sus actos. Con la confianza y el brillo que irradia de esa manera, el guerrero puede lograr cualquier cosa. De esta forma, el guerrero recorre su camino y vive su vida con una mente en calma y un corazón abierto.




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