¿CÓMO PUEDO VIVIR UNA VIDA AUTÉNTICA?

Todos buscamos la felicidad, pero a menudo nos encontramos disfrutando de una felicidad que es poco duradera. Esos momentos felices parecen tener una breve vida y rápidamente dan de nuevo paso al enfado, la preocupación, al sufrimiento. 

¿Es posible conseguir una felicidad duradera? Esta felicidad no debe depender de ninguna condición transitoria del mundo, sino provenir de la transformación interior, difícil y consciente, de uno mismo. Podemos escoger un modo de vida, un camino hacia el despertar, vivir con atención y entregarnos a lo que hacemos, comprometernos con nosotros mismos para vivir una vida con autenticidad, para ser quien somos, sin pretender aparentar ser diferentes. 

Tal vez seamos capaces de llevar a cabo meditaciones en las que enviamos amor a miles de seres, pero sigamos encontrándonos con problemas para relacionarnos con una sola persona, aquí y ahora, en nuestra vida diaria. Es posible que utilicemos la meditación para ocultar o reprimir los sentimientos dolorosos, sin querer ver o aceptar que estemos enfadados, tristes o frustrados. ¿Nos hemos tomado el tiempo necesario para descubrir cuál ha sido la causa de la infelicidad en nuestras relaciones? En ocasiones, a veces demasiadas, nos podemos sentir torpes al manejar nuestros sentimientos, para relacionarnos a nivel emocional o para vivir sabiamente con los amigos y seres queridos. 

Para vivir una vida auténtica, con esa dimensión espiritual que nos exige abrirnos totalmente, necesitamos mucho valor y fuerza: necesitamos el Espíritu de Guerrero. Pero la fuerza de este guerrero reside en su corazón. Necesitamos energía, compromiso y valor para no huir de nuestra vida, o disfrazarla con alguna filosofía, material o espiritual. Debemos despertar ese corazón de guerrero que nos da la fuerza para aceptar y enfrentarnos directamente con nuestra vida, con nuestros dolores y limitaciones, con nuestras alegrías y posibilidades. 

La espiritualidad, en un sentido integrador del ser humano en todas sus facetas, nos indica que si queremos aportar luz, sabiduría o compasión al mundo, tenemos que empezar por nosotros mismos. Es fundamental iluminar nuestra propia vida a través de la experiencia para despejar las nubes de la confusión. Llevar sabiduría a nuestra forma de vivir nos ayuda a fluir con la vida en lugar de luchar contra ella. Ser compasivos con nosotros mismos, sin castigarnos por lo que hicimos o dejamos de hacer, es el primer paso para poder ponernos en el lugar de los demás y realmente irradiar amor y compasión a nuestro mundo. 

Las verdades universales de la vida solo pueden vivirse en cada circunstancia personal y única, sólo pueden descubrirse a través de la propia experiencia y hacerlas nuestras teniéndolas en cuenta en nuestra vida diaria. 


Si queremos vivir una vida auténtica, con una mente clara y un corazón abierto, debemos descubrir y dejar brillar ese espíritu de guerrero que llevamos dentro. Ese guerrero fuerte y valiente, capaz de no luchar con el mundo, sabio para superar los desafíos de la vida sin violencia, fuerte para ayudar a los que puedan necesitarle, valiente para vivir la vida sin corazas, con un corazón sensible.


Comentarios