Cuando
estamos distraídos, ansiosos por llegar a algún sitio, o temerosos de algo,
solemos cometer errores, dar un traspiés, o simplemente “meter la pata” en
sentido figurado o literal. Es decir, cuando nuestro cuerpo va por un lado y
nuestra mente por otro es muy difícil que hagamos las cosas adecuadamente, de
forma eficiente.
Un
cuerpo y una mente sincronizados son la clave para conseguir armonía en
nuestras vidas, ya sea a nivel profesional como personal. Es como un motor
cuyas piezas se mueven en el momento y la dirección adecuadas para interactuar
de una forma fluida, empleando mucha menos energía y llevando a cabo su trabajo
sin fricciones.
Aunque
el experimentar esa armonía que nos dan un cuerpo y una mente unificados ya es
en sí mismo un placer y suficiente recompensa, es también la forma de conseguir
más y mejor por mucho menos: más efectividad y mejores resultados con mucho
menos esfuerzo.
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