En
ocasiones, nos encontramos en situaciones difíciles o complicadas de las que no
vemos forma de salir. Otras veces, parece que sólo hay una salida ante
nosotros, y no suele ser la que más nos gusta. Incluso hay momentos en la vida
en que actuamos convencidos de hacer lo mejor, pero acabamos obteniendo
resultados muy diferentes a los que nos esperábamos.
Estoy
convencido, de que no hay situaciones “sin salida”, aunque a veces nos lo
parezca, y que siempre hay muchas más opciones de las que somos capaces de ver.
De igual forma, es nuestra falta de visión la que nos hace actuar de manera
inadecuada y sufrir las consecuencias que no esperábamos.
La
agitación o la prisa, normalmente generadas por la impaciencia o el temor, nos
impulsan muchas veces a actuar de manera demasiado impulsiva, desesperada o
inconsciente, sin tomarnos el tiempo necesario para valorar todas las variables
o de tener en cuenta otras alternativas.
Si
aprendemos a observar con atención e imparcialidad, como nos enseña Mindfulness,
podremos esperar lo suficiente antes de actuar, puede ser 3 días o 3 segundos,
para tener una visión más clara de las situaciones y actuar de una manera más
consciente y adecuada. Hay una gran diferencia entre lo que una situación
requiere y lo que nosotros queremos que requiera. No podemos forzar la pieza
del puzle para que encaje a la fuerza si no es la que corresponde.
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