EL GUERRERO PACÍFICO



Normalmente, cuando oímos la palabra guerrero pensamos en hacer la guerra, en agresión y violencia. Pero hay otro tipo de guerrero, que no utiliza la fuerza para conseguir sus propósitos, que no busca ganar a costa de los demás, ni discrimina entre “buenos” y “malos” poniéndose en un bando para luchar contra otros o para imponer sus ideas.
Ese guerrero del que hablo, es guerrero porque es valiente y, a pesar de sus miedos, sigue adelante, con calma pero con decisión, para ver más de cerca los desafíos que encuentra en su vida y ver con más claridad cómo superarlos sin dañar a nadie ni a nada. Es valiente porque es capaz de ir por el mundo con el corazón en la mano, sin corazas que lo separen del mundo que le rodea, para comprender y sentir a los demás, para actuar con compasión ante el sufrimiento de otros.
Este guerrero es auténtico, no se oculta tras un casco o una máscara, es quien es, sin más, ni menos, no pretende aparentar otra cosa. No necesita atemorizar ni seducir a otros, se muestra tal como es, con sus defectos y sus virtudes, como cualquier ser humano, perfecto en su imperfección.
El guerrero es disciplinado y no se abandona a la pereza o a la autocomplacencia, sabe que tiene un deber con la vida, con el mundo, con los que le necesiten, y para ello tiene que estar siempre preparado, dispuesto, entrenado.
Este peculiar guerrero no se entrena en sus artes para vencer a otros, sino para pulir sus aristas, para aclarar su mente, para mantener en forma su cuerpo y poder así utilizarlo como una herramienta en esta vida. El guerrero busca a través de su práctica conocerse a sí mismo y comprender los mecanismos de la vida.
Ser un guerrero tiene muchas lecturas y, como todas las cosas, se pueden interpretar de muchas maneras diferentes, según las personas y según en qué nos fijemos, o qué busquemos. Hay personas que piensan que la violencia es necesaria para conseguir sus propósitos, para estas, la figura del guerrero será un experto en técnicas agresivas, capaz de vencer por la fuerza a quien se interponga en su camino.
Para otros, la figura del guerrero evoca principios humanos fundamentales y profundos: la lealtad y la entrega a los demás; la capacidad de mantener la calma en los momentos más difíciles; la valentía de no dejarse congelar por los miedos; la disciplina de mantener su práctica diaria aunque no parezca necesario; el honor de mantener sus principios éticos a pesar del peligro o la seducción del beneficio personal…
Existe un guerrero no violento, impulsado por el amor y la compasión, en búsqueda de la verdad, y que no dudará en ofrecer su tiempo, su esfuerzo, o su propia vida, para ayudar a otros. Ese es el Guerrero Pacífico, que no busca la victoria sobre otros, sino la forma de que todos sean victoriosos sin necesidad de luchar.
“No hay mayor victoria que la que se consigue sin luchar”

El Arte de la Guerra de Sun Tzu

Ese guerrero que todos llevamos dentro, no es un guerrero violento, es un guerrero de amor, que protege y cuida a su mundo, que no quita la vida sino que la promueve, que no destruye sino que crea un mundo nuevo de apertura y respeto por todo lo vivo. Este es un guerrero que presta atención a los pequeños detalles y es consciente de lo que hace y dice porque cultiva la calma en su mente.

“Un verdadero guerrero es

el que crea armonía en su mundo

y protege toda manifestación de la vida”.

Morihei Ueshiba




Comentarios

  1. Si todos en este mundo fuésemos guerreros así, guerreros de corazón, no volverían a hacer falta las armas o la violencia. La pena es que mucha gente confunde, por ejemplo, las palabras "soldado" y "guerrero". La una no siempre implica la otra.

    Qué grande la frase de Ueshiba ^_^

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