No importa lo buenos, fuertes,
atractivos, inteligentes o abnegados que podamos parecer. Si dudamos de
nosotros mismos, de nuestro valor como seres humanos, como guerreros íntegros,
nuestros propios pensamientos minarán cualquier cosa que hagamos, diluyendo
nuestros esfuerzos y debilitando los fundamentos de nuestro camino y nuestra
vida. Debemos estar dispuestos a abrirnos a la vida, con ese corazón vacío de
expectativas, convencidos de que merecemos lo que la vida nos ofrece, lo que
tenemos, o lo que deseamos conseguir. Cuanto más creamos en lo que somos, más
merecedores nos sentiremos y más descubriremos lo que valemos.
El guerrero no sólo mira hacia
delante o alrededor, sino también en su interior
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.