DESCUBRIR NUESTRO VALOR


Ser un guerrero es desafío y sacrificio. Es la fuerza y el poder de un espíritu libre. Un espíritu que depende de algo o de alguien es débil y no puede sacrificar su propio egoísmo o ansia. Para ser realmente independiente y saborear el desafío de la libertad, el espíritu debe estar vacío. Vacío de egoísmo, vacío de apegos, vacío de falsas apariencias, vacío de agresión, vacío de menosprecio…

No importa lo buenos, fuertes, atractivos, inteligentes o abnegados que podamos parecer. Si dudamos de nosotros mismos, de nuestro valor como seres humanos, como guerreros íntegros, nuestros propios pensamientos minarán cualquier cosa que hagamos, diluyendo nuestros esfuerzos y debilitando los fundamentos de nuestro camino y nuestra vida. Debemos estar dispuestos a abrirnos a la vida, con ese corazón vacío de expectativas, convencidos de que merecemos lo que la vida nos ofrece, lo que tenemos, o lo que deseamos conseguir. Cuanto más creamos en lo que somos, más merecedores nos sentiremos y más descubriremos lo que valemos.

El guerrero no sólo mira hacia delante o alrededor, sino también en su interior

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